viernes, 28 de mayo de 2010

Primer Round

Hace poco menos de un mes leí por primera vez la tan renombrada obra teatral de Shakespeare, "Hamlet". Más allá del obvio disfrute ante semejante tragedia, de la risa cómplice que se me escapaba con las ironías del protagonista, y de lo absorta que me dejó ante ciertos planteos, hubo algo que quedó en mi cabeza circulando, y fue una de las frases más importantes pronunciadas por Hamlet que expresa el sentimiento shakespereano general:

"The time is out of joint"
o
"El tiempo está fuera de quicio".

Claro está, que la expresión que no sólo se refiere a un tiempo cronológico, sino también a una concepción de un mundo enloquecido. A la ausencia de certezas. En criollo, Hamlet nos dice "Esto es un quilombo".

El teatro Isabelino que enmarca a Hamlet, es uno muy particular sobre todo porque está atravesado por tensiones de todo tipo. La obra shakespereana forma parte de una época de transición, lo que motiva una fusión de características antagónicas que en otro tiempo hubiera resultado impensada. Como lo cómico en lo trágico, la locura cruzada con la cordura, la verdad manipulada, etc.
Por eso Hamlet es el personaje que duda, que no sabe bien a dónde está parado. No sabe si tiene que hacerle caso al Espectro de su padre y vengarse, o si tiene que dejar que las cosas sigan su curso.

Yo me lo imagino a William como tirado por dos caballos de un brazo y del otro, un cuasi Tupac Amaru (sin la parte sangrienta, obvio). Me imagino que el tipo estaba todo el tiempo pensando y repensando: ¿es tan especial el hombre como dicen estos humanistas que con su raciocinio puede elegir la mejor opción? ¿o es más bien una bolsa de estiércol que jamás logra superar la predistinación Divina tal y como reza Calvino?

Pobre! mirá que ir a nacer un tiempo después de la Reforma Protestante JUSTO cuando los humanistas la empezaban a contradecir...

Salvando toooodas las distancias con esta época, huelo que nos está pasando algo similar. O por lo menos yo me siento así, ahí, en el medio. Como si no pudiera lograr un equilibrio, transitando por la cuerda floja de las tendencias catalogadas como "progres" que me resultan entendibles, humanitarias, pero que a veces me chocan.

Y chocan sobre todo con mi querido "superyó".

Nuestra moralidad más impoluta, nuestros padres hablando y señalando, EL RESPETO-EL RESPETO-EL RESPETO. La idea básica -y tan jodida de aplicar para muchos-, de que nuestros derechos se terminan ahí, donde empiezan los de los otros.

Atravesada por contradicciones. Yo, la veintiañera clasemedia, hija de padres conservadores, pero no por ello mala gente (porque ahora resulta que conservar parece ser signo de dinosaurismos negativos, y eso no es así, no por lo menos necesariamente).

La que va a misa porque cree, no por tradición o caretaje, y que sin embargo a veces tiene que bajar la cabeza cuando la Iglesia como institución mete la pata hasta el fondo. La que siempre fue responsable y se tomó seriamente la vida. A veces demasiado seriamente. La muy madura para la edad, que se hartó de darse la cara contra la pared al ver que las cosas no eran tan como a ella le parecía que tenían que ser.
Porque nada es lo que parece, todo es cuestionable, no existe UN concepto de lo que está BIEN. No hay certezas de nada. Y ahí, cortocircuito con Mr Superyó.

Un verdadero problema, estás como un salmón nadando contra la corriente y de pronto retomando el curso de los demás... Nunca sabés si lo que creés correcto al final te va a hacer sentir para el orto. Das más vueltas que una calecita cuando tenés que tomar una decisión para vivir. porque como te digo, no sabés si te vas a equivocar a o no. Y te quedás.
Quieta, paralizada, contemplando las opciones, sabiendo que siempre una partecita está mal. Y te callás. ¿O te calló?

¿Qué voy a hacer con vos, superyó? Nos peleamos a cada rato, en discusiones encarnizadas, y nunca pero nunca llegamos a una conclusión. Y vamos por la vida sintiéndonos incómodos vos y yo. Como si siempre estuviéramos en posición adelantada, offside, fuera de juego. ¿qué vamos a hacer,
vos y yo?

1 comentarios:

Jazcho dijo...

Creo que todos (o la mayoría, prefiero IGNORAR a la gente que no se plantea este tipo de cosas a nuestra edad) nos encontramos ante ese dilema alguna vez, o varias veces. Había escrito algo mas, pero mejor quiero hablarlo con vos en privado (¿?), así que me dedico a felicitarte por la decisión de haber vuelto a escribir, no te preocupes por herir susceptibilidades, te recomiendo que cuándo entres pongas a dormir al superyó y te dejes ser. Me pone muy contenta leerte.
Te mando un beso enorme.
Te quiero,

Jaz

Publicar un comentario