domingo, 30 de mayo de 2010

Es venganza?

Sabé que esto no va a quedar así. Estoy regular en la materia, regular!! y todavía no entiendo por qué demonios me sigo esforzando en este práctico que funciona como segundo parcial.
Sí ya lo sé, ahora entiendo, me reviento los ojos, la espalda, no duermo, muero de cansancio, y todo es por tu culpa.
¬¬ apestás superyó.

Round II: mi hermano, el jodido.

Una de las cosas con las que más me rompe la paciencia Superyó, es con el tema de la familia. No me malinterpreten, en esto tuve suerte, bastante podría decirse. Formo parte de un núcleo lo suficientemente funcional y sano como para no tener muchos motivos de queja.
Tengo a mis viejos casados hace poco más de 25 años, con un amor muy grande que se renueva con el tiempo (una de las pocas razones por las que todavía creo en el amor), y poseo además, una familia enorme, donde la mayoría, más allá de sus cosas, me resulta querible.
El asunto es que desde que José Hernández, a través del entrañable Martín Fierro nos dejó uno de sus más célebres consejos:

"Los hermanos sean unidos,
Porque ésa es la ley primera.
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea-
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de ajuera."

...un poco que me complicó la existencia...

Sucede que no soy nada que ver con una de las personas que nació del mismo vientre que yo, que creció en mi misma casa, con iguales padres y bajo idénticas reglas.
Es increíble, pero la naturaleza, el curso de la vida, Dios santísimo, el Destino, como lo quieran llamar, a veces te termina convirtiendo en el polo opuesto de aquel que nació 2 años y medio antes que vos. Y creáme que eso no suele ser muy agradable.

Pero así es la vida, no? llena de contradicciones, y uno de ellas es ésta. Lo querés, bah, lo quiero, lo amo con todo mi corazón fraternal, pero NO LO SOPORTO!
Somos radicalmente opuestos: él, todo ingenieril y cuadradístico, no conoce otra cosa que no sea blanco o negro. Él, que no parece dudar del orden del universo ni de nada, seguramente jamás abriría un blog para charlar consigo mismo.
Él, que tiene graciosamente internalizada cierta jerarquía idiota, cree que por ser el mayor más de una vez te puede mandar a callar, porque no podés cuestionar su autoridad de "fraternus mayoris". Sí sí, lo tenés que Respetar.
No digo que sea mala gente, ni mucho menos que yo sea mejor que él, porque eso claramente no es así. Mi hermano es un buen tipo, de buena madera, gran corazón y nobles sentimientos. Pero es jodido, y la "prueba" de ello quizá, es que no es un sujeto demasiado sociable, ni de muchas pulgas. Es como si no tolerara los errores ajenos... No da muchas vueltas, si lo cagaste una vez, si lo desilusionaste: "ya está, es un boludo. Gracias, no vuelva NUNCA."
No me cabe duda, de que esa forma de ser tan tajante puede tener más de un beneficio, ya que por ejemplo no se hace problemas con la gente... cosa que quien escribe sufre desde que tiene noción de la amistad.

Tiene muchas cualidades, no obstantepadece del síndrome del mayor. No sé si es una teoría, no sé siquiera si los psicólogos me avalarían, pero estoy casi segura de que es un síndrome extraño. Porque habiendo nacido en una casa donde la palabra "respeto" es ineludible, tiene ese no sé qué egoísta que no le permite a veces darle paso a la razón, a la empatía, a ese ponerse en el lugar del otro como para entender que no puede estar al mando del control remoto de la TV con el volumen al máximo mientras además juega algún jueguito de la PC o trabaja con su complejísimo Auto-Cad. Se le nubla la lógica y te saca a las puteadas, cuando vas a las 3 a.m a decirle que baje el volumen de la guitarra eléctrica porque lo escuchás hasta en tu pieza que queda en planta alta y varios metros alejados de la suya, así que no te podés siquiera imaginar el odio que le debe tener la viejita del al lado.

El tipo es duro. A veces me recuerda a Manolito de Mafalda, con su cabeza de piedra, con su noción reducida de lo que es una carrera útil: aquella que dé plata. Con su "yo no voté nunca porque no figuro en el padrón y no es problema mío". Qué sé yo.
No sé quién tiene la culpa, probablemente mis abuelos y mis viejos que lo malcriaron esos 2 años y medio en que fue primer nieto y primer hijo varón.
En realidad, si soy totalmente franca, tal vez no haya culpas, porque teniendo en cuenta que nadie en concreto te puede decir "así está bien, así está mal", para él, y quizá para muchos más, yo soy como NO se debería ser.

La cosa es que bueno, hoy te gano yo Superyó, porque lo digo y lo reafirmo aunque me digas que está mal. No me banco a mi hermano. No lo aguanto. No me puedo obligar a llevarme bien con él. Y sí, soy una hija de puta pero me siento aliviada de que se haya vuelto a Tucumán, donde probablemente se quede laburando y siendo feliz junto a mi cuñada divina. Sí, hay una mujer que es capaz de amarlo y soportarlo, así que aún más contenta me siento.
Sí, puede que parezca una forra, pero la verdad de la mayonesa es ésta y es mejor asumirlo, para que así, pueda quererlo igual, defenderlo cuando le critiquen todo lo que yo acabo de criticar, y dar mi vida por él si es necesario.

Porque entendiendo todo esto, es como creo que me acabo de recibir de hermana.

viernes, 28 de mayo de 2010

Primer Round

Hace poco menos de un mes leí por primera vez la tan renombrada obra teatral de Shakespeare, "Hamlet". Más allá del obvio disfrute ante semejante tragedia, de la risa cómplice que se me escapaba con las ironías del protagonista, y de lo absorta que me dejó ante ciertos planteos, hubo algo que quedó en mi cabeza circulando, y fue una de las frases más importantes pronunciadas por Hamlet que expresa el sentimiento shakespereano general:

"The time is out of joint"
o
"El tiempo está fuera de quicio".

Claro está, que la expresión que no sólo se refiere a un tiempo cronológico, sino también a una concepción de un mundo enloquecido. A la ausencia de certezas. En criollo, Hamlet nos dice "Esto es un quilombo".

El teatro Isabelino que enmarca a Hamlet, es uno muy particular sobre todo porque está atravesado por tensiones de todo tipo. La obra shakespereana forma parte de una época de transición, lo que motiva una fusión de características antagónicas que en otro tiempo hubiera resultado impensada. Como lo cómico en lo trágico, la locura cruzada con la cordura, la verdad manipulada, etc.
Por eso Hamlet es el personaje que duda, que no sabe bien a dónde está parado. No sabe si tiene que hacerle caso al Espectro de su padre y vengarse, o si tiene que dejar que las cosas sigan su curso.

Yo me lo imagino a William como tirado por dos caballos de un brazo y del otro, un cuasi Tupac Amaru (sin la parte sangrienta, obvio). Me imagino que el tipo estaba todo el tiempo pensando y repensando: ¿es tan especial el hombre como dicen estos humanistas que con su raciocinio puede elegir la mejor opción? ¿o es más bien una bolsa de estiércol que jamás logra superar la predistinación Divina tal y como reza Calvino?

Pobre! mirá que ir a nacer un tiempo después de la Reforma Protestante JUSTO cuando los humanistas la empezaban a contradecir...

Salvando toooodas las distancias con esta época, huelo que nos está pasando algo similar. O por lo menos yo me siento así, ahí, en el medio. Como si no pudiera lograr un equilibrio, transitando por la cuerda floja de las tendencias catalogadas como "progres" que me resultan entendibles, humanitarias, pero que a veces me chocan.

Y chocan sobre todo con mi querido "superyó".

Nuestra moralidad más impoluta, nuestros padres hablando y señalando, EL RESPETO-EL RESPETO-EL RESPETO. La idea básica -y tan jodida de aplicar para muchos-, de que nuestros derechos se terminan ahí, donde empiezan los de los otros.

Atravesada por contradicciones. Yo, la veintiañera clasemedia, hija de padres conservadores, pero no por ello mala gente (porque ahora resulta que conservar parece ser signo de dinosaurismos negativos, y eso no es así, no por lo menos necesariamente).

La que va a misa porque cree, no por tradición o caretaje, y que sin embargo a veces tiene que bajar la cabeza cuando la Iglesia como institución mete la pata hasta el fondo. La que siempre fue responsable y se tomó seriamente la vida. A veces demasiado seriamente. La muy madura para la edad, que se hartó de darse la cara contra la pared al ver que las cosas no eran tan como a ella le parecía que tenían que ser.
Porque nada es lo que parece, todo es cuestionable, no existe UN concepto de lo que está BIEN. No hay certezas de nada. Y ahí, cortocircuito con Mr Superyó.

Un verdadero problema, estás como un salmón nadando contra la corriente y de pronto retomando el curso de los demás... Nunca sabés si lo que creés correcto al final te va a hacer sentir para el orto. Das más vueltas que una calecita cuando tenés que tomar una decisión para vivir. porque como te digo, no sabés si te vas a equivocar a o no. Y te quedás.
Quieta, paralizada, contemplando las opciones, sabiendo que siempre una partecita está mal. Y te callás. ¿O te calló?

¿Qué voy a hacer con vos, superyó? Nos peleamos a cada rato, en discusiones encarnizadas, y nunca pero nunca llegamos a una conclusión. Y vamos por la vida sintiéndonos incómodos vos y yo. Como si siempre estuviéramos en posición adelantada, offside, fuera de juego. ¿qué vamos a hacer,
vos y yo?